El comportamiento franco e inocente de Hayashi atrae silenciosamente la atención de compañeros de clase y extraños mientras cuenta todas las escaleras de la escuela, fotografía señales de tránsito y seca patatas dulces en el balcón del aula. En un mundo moldeado por el conformismo, Hayashi es refrescante y sinceramente fiel a sí mismo. Por el contrario, Nikaidou ha trabajado muy duro para perfeccionar una fachada sombría y adusta que mantiene a sus compañeros de clase muy, muy lejos. Si bien gran parte de la escuela considera a Nikaidou como un mal presagio, un estudiante vislumbra detrás de la máscara y, sin inmutarse por los rumores de mala suerte y poderes sobrenaturales, comienza a desmantelar la personalidad cuidadosamente elaborada de Nikaidou...